lunes, 13 de junio de 2011

El pasaje adolescente, cuestiones abiertas

Introducción. Emprendemos una nueve serie de varios capítulos, donde trataré de hacer un análisis del periodo adolescentes, para que pueda servir de orientación a los padres y educadores. Para ello nos basaremos en un concepto importante: pasaje; significante que se refiere precisamente a que toda la llamada adolescencia está marcada por un aspecto temporal, que nunca es lineal. Es decir que se produce en pequeños saltos, desde un funcionamiento dialéctico, donde después de distintas controversias, se suele producir una síntesis, que puede revisarse en un nuevo proceso posterior.

La Orientación familiar. Antes hacer un breve inciso sobre esta disciplina que creció en los servicios especializados de atención a la familia (SEAFIs), ante la grave problemática intergeneracional, que se estaba produciendo, y que llevaba a enfrentamientos a veces muy graves que acababan en denuncias y en internamientos en centros de menores. La Orientación Familiar empezó como un programa específico, para disminuir la conflictividad entre padres e hijos adolescentes y evitar internamientos (y hasta separaciones entre los padres). Aparece por tanto la gravedad de este tema, a nivel general y especialmente desde los que trabajamos la psicología clínica y social.

¿Qué es la adolescencia? ¿Cómo tratamos a nuestros hijos adolescentes? ¿como niños o como adultos? Antes de seguir es importante definir este periodo, qué se entiende por adolescencia, ya que mucho de los problemas que se generan en este momento de maduración necesario de nuestros hijos, es por desconocimiento.
La adolescencia, es un periodo en el desarrollo biológico, psicológico, sexual y social (como marca la wikipedia) inmediatamente posterior a la niñez y que comienza con la pubertad. Su rango de duración varía según las diferentes fuentes y posiciones médicas, científicas y psicológicas pero generalmente se enmarca entre los 11 ó 12 años y los 19 ó 20 años. También se sabe que las niña comienzan antes este periodo.
Desde el punto de vista psicoanalítico. Siguiendo a Esthela Solano: La adolescencia se define como un pasaje necesario de niño a adulto. Y en este pasaje hay que tener en cuenta algunas cuestiones que se entrelazan o anudan:
-La dimensión temporal, que no es lineal sino que obedece al propio desarrollo de cada sujeto, por tanto depende de la subjetividad de cada individuo, de cómo asume éste su proceso madurativo.

-La dimensión corporal. Existe otra dimensión fundamental que es la del cuerpo, que también está en evolución, en maduración. Esta maduración implica un despertar de la propia sexualidad, y de la posibilidad de procrear, acompañado de una transformación del propio cuerpo excepcional.


Esto implica la asunción de una posición sexuada, que no tiene que corresponder necesariamente con la propia anatomía, pero si con la sexualidad infantil. Todo ello se enmarcará en un proceso no carente de angustia. Este retorno del goce sexual implica que el cuerpo sea sexuado.

La adolescencia es una metamorfosis, donde se pierde al niñ@.
Todo este proceso es sumamente difícil para el adolescente porque tiene que ir integrando progresivamente todos estos cambios en su mente. Sus transformaciones tienen que ir asimilándose por su psique, aceptándolas e incluyéndolas en su propio yo, reconformando su aprensión de sí mismo. A su vez supone también asumir una pérdida de una infancia que ya no más va a volver.

Los padres del adolescente y los pasajes al acto
Paralelamente a esta labor de duelo hecha por los hijos/as, también los padres han de hacerla. Ya no tendrán más ese niñito o niñita que adoraban, las transformaciones corporales ayudan, pero cuesta mucho reconocer que bajo ese cambio tan importante, se encuentra él (o ella).

Por su parte el adolescente recrimina a sus padres en esos cambios, como culpables de la mutación. No obstante sus recursos para acceder a la aceptación de esta nueva imagen, es a través de la identificación con el otro, a partir de ciertas insignias que sirven de homogeneización como moda, para tratar de aceptarse, aceptando el parecido en espejo, el otro igual que viste en el grupo de la misma forma, acerca la integración en ese nuevo marco simbólico.

En los primeros momentos, ¿cómo actuar?. Siempre es necesario tener en cuenta varias cuestiones:
  1. la comunicación, escuchar al otro (empatía); la circulación de la palabra al inicio debe de ser una constante para prevenir épocas más oscurantistas, donde se busque una mayor intimidad. Muchos padres adoptan aquí aptitudes autoritarias que sirven solo para estropear la relación, consiguiendo una confrontación con los hijos, donde se va perdiendo el afecto y el respeto.
  2. Los planteamientos, decisiones importantes, etc en las familias no monoparentales, han de hacerse con el acuerdo de ambos padres, sin discusiones delante de los hijos .
  3. La falta de comunicación, el no sentirse escuchado, llevará al adolescente al pasaje al acto, es decir optará por la calle de en medio, y “actuará”, haciendo lo que le dicte su goce, en comunión con sus amigos. Puede que al principio no se atreva, pero con los años no se cortará.

La vía de la comunicación será la única forma de interactuar con nuestros hij@s y por ello es necesario conservarla con el mayor de los cuidados.