lunes, 30 de enero de 2017

¿Cuándo los celos son perjudiciales?

A esta pregunta que se hacen muchas parejas, sólo cabe una respuesta: siempre. Sufrir celos no es solo perjudicial para la relación de pareja, sino también para la persona que sufre de este síntoma, ya que pone de manifiesto su propia debilidad psíquica.

La confianza, base de la relación
En los últimos meses he recibido en mí consulta, varias parejas jóvenes, con un problema en común: los celos. Trataré de escribir sobre este tema que parece ser más habitual de lo normal, en una sociedad donde hay más libertad, pero continúan los problemas comunes: soledad, falta de autoestima, miedo a las pérdidas…

El problema de los celos es una cuestión fundamental en las relaciones de pareja, y en el caso de que aparezcan, afectan a la línea de flotación. Es decir, sin la confianza básica en el otro, no puede funcionar la pareja, es la base de la relación.

Para evitar que su aparición pueda consolidarse, es importante aclarar el asunto con total sinceridad, para recuperar la confianza en el otro. Si se mantienen las sospechas, y no tienen fundamento, puede ser el principio de un problema grave que vaya mermando a la pareja, como si fuera un parásito que debilita cada vez más la confianza y pueda llegar a plantearse la separación por la persona que sufre los celos, al no poder soportar la presión..

Origen de los celos
  •    Celos infantiles. Se refieren a las confrontaciones normales, por ejemplo  en la triangulación edípica, o en las relaciones fraternales donde se lucha por conseguir un objeto de deseo. Lacan[1] expone la cuestión con los siguientes términos, citando a S. Agustín: “He visto con mis propios ojos y conocí bien a un pequeño presa de los celos. No hablaba aún, pero ya contemplaba, todo pálido y con una mirada envenenada, a su hermano de leche” (nondum loquebatur, et intuebatur pallidus amaro aspecto conlactaneum suum). Escena esencial de celos elementales, donde también se aprecia la agresividad original.
  •           Experiencias traumáticas anteriores. Experiencias sufridas con otras parejas, donde se ha vivido alguna infidelidad, o se ha estado cerca de ella.
  •    Causas recientes. Experiencias vividas en la pareja actual que han constituido un elemento de sospecha fundamentado.

Todas estas causas probables, si se suman, muestran a un sujeto muy vulnerable e inclinado a la sospecha sobre los celos, por las vivencias sufridas que tienen un componente traumático importante. Si además se unen los rasgos de personalidad, que se describen más adelante, la cosa se agrava.

Variedad clínica de los celos
Cualquier sentimiento de celos si empieza a preocupar a quién lo padece o sobre quién se sospecha, entraría dentro de lo que se conoce como síntoma, ya que se repite demasiado para ser controlado. Los celos no son una categoría clínica per se, pueden formar parte de todas las estructuras clínicas (neurosis, psicosis y perversión), y lo más habitual es que formen parte de personas obsesivas.

En caso de ser desproporcionados, irreales, es decir, desde una observación sin ningún fundamento que se escapa a la realidad, de forma delirante, entrarían dentro de la categoría de las psicosis, suponiendo ya una patología grave.

El problema se centra en responder a la pregunta: ¿los celos se pueden dominar, o son ellos los que dominan al sujeto? Si se pueden dominar, entran dentro de cierta normalidad, y hay que tratar sus causas. Nunca son prueba de amor, como se considera a veces popularmente. Hay que tener en cuenta que si se constituyen en un síntoma grave, pueden llevar al homicidio, por tanto no es una cuestión banal.

Factores importantes que favorecen los celos
Los siguientes elementos pueden propiciar claramente el terreno de cultivo para que aparezcan los celos. Son factores, que cuando bajan en su estado saludable, igual que las defensas del organismo, propician su aparición.
1. Dependencia. La relación de pareja ha derivado a una relación asimétrica, en la que uno depende del otro, donde puede aparecer el miedo, que se puede convertir en terror a que la persona dependiente pierda a su pareja, y trate de evitarlo a toda costa.
2. Inseguridad del sujeto. La propia inseguridad, y falta de autoestima, haga pensar que cualquiera pueda llevarse a su pareja.
3. Carácter celoso desarrollado por una historia infantil y más reciente, donde se ha sentido abandonada por familia y figuras importantes.
4. Vivencia de inadecuación. Sentimientos de que su imagen física y psíquica no es apreciada por el otro. Personas que dan excesiva importancia a que su imagen corporal no se adecue a los cánones sociales, por ejemplo.
5. El temor a la pérdida. Personas que no han hecho los duelos completos, y persisten en el temor de que vayan a perder a sus seres queridos.
6. El problema de la posesión. Pensar que el otro es “propiedad” de uno mismo, cuestión que ya tiene valor de síntoma por sí mismo. Nadie puede creerse el dueño de otro.

Cómo curar los celos
Primero para curar una dolencia, hay que admitir que se tiene, no sirve “dicen que la tengo”, hay que admitir que se tiene, y que no se puede llevar una vida normal cuando se está constantemente preocupado o preocupada por la fidelidad del otro.

El tratamiento suele empezar por la base, por analizar las causas de los miedos que nos asaltan continuamente, por los que nos sentimos inferiores a los demás, buscando solucionarlos, afrontando el futuro de otra forma. Es decir, si pensáramos en que yo soy lo suficientemente atractivo/a, no tendría miedo a que me abandone mi pareja, y si lo hace, es porque no se merece estar conmigo y yo mismo/a, puedo encontrar alguien con quién me sienta mejor y más valorado/a, planteando desde el principio una relación simétrica de igual a igual, basada en el amor y en la confianza mutua.  

[1] Lacan, J. (1946) “Algunas reflexiones sobre el yo”  y en “Acerca de la causalidad psíquica” Ed. Siglo XXI.