miércoles, 25 de mayo de 2011

CRISIS EN LA PAREJA -2

Decía en el anterior escrito como cuestión destacada en la relación de pareja, la importancia de mantener el deseo por el otro, desde la fascinación . Si éste se desvanece en parte, intentar volver a libidinizar al objeto amoroso, invistiéndolo de ciertas insignias que mantengan la atracción. Sobre todo después de superar momentos críticos.

Estos momentos más críticos, pueden ser aquellos relacionados con el miedo a la pérdida del objeto amado, incluso por ello a veces se teme amarlo demasiado, para evitar así incrementar el dolor de la falta. Esta pérdida suele asociarse al temor a que nos dejen, por otro/a. Aparece así la figura del tercero, “el tercero en discordia”. Se accionan entonces todas las alarmas vehiculizadas por los celos, hasta ahora dormidos o casi inapreciables.

Los celos fueron considerados por el propio Freud como normales dentro de los afectos de la condición humana. El distinguió entre tres tipos:
  1. Celos normales. Común a todos los mortales, si no se hacen manifiestos es por estar reprimidos. Relacionados con el temor a la pérdida. Cuando aparecen se sienten como una herida narcisista y se acompañan de sentimientos hostiles hacia el rival, pero también con mucha autocrítica, según nuestra fortaleza yóica.
  2. Celos proyectivos. Por represión de tendencias homosexuales; cuando inconscientemente, también nos gusta la pareja de nuestra pareja, pensamos que puede gustarle a ella.
  3. Celos delirantes. Sujetos con tendencias paranoides y en los alcohólicos.
El origen está en la infancia; asociamos el triángulo amoroso actual con el triángulo antiguo formado con nuestros padres, llamado Edipo. En los primeros años de vida, aparece un conflicto cuando nos vemos privados de la figura materna por otro sujeto, y surge una rivalidad contra esta persona, que nos priva, no sólo de sus cuidados, sino también de su atención.

En nuestra vida cotidiana, se tendrá que analizar hasta donde llega ese “celo” excesivo, porque nuestra pareja no se separe de nosotros, aunque sean unas horas. Si nos inquietamos demasiado, puede ser el momento de consultar con un especialista, ya que las consecuencias de los celos pueden ser muy graves, y dañar la relación de pareja de forma irreversible. Por eso antes de que esto pase hay que poner remedio.

¿Por qué unas personas son más celosas que otras?
Este tema ya fue estudiado por Ernest Jones (1946), y está relacionado con los sujetos más débiles, y que tienen menos confianza en sí mismos. Cuanto mayor es la desconfianza sobre nosotros, mayor es la desconfianza sobre el otro, mayor es la sensación de que cualquiera nos puede quitar a nuestra pareja, porque nos sentimos, inconscientemente, en inferioridad de condiciones, y por eso pensamos que es fácil que elija a otro mejor que nosotros. En este sentido es muy necesario realizar un tratamiento psicoanalítico para superar esta sensación de inadecuación tan lesiva, que puede provocar un funcionamiento patológico.