Tengo
un buen amigo, al que tengo un poco abandonado y al que dedico este artículo,
que es ginecólogo y obstetra, y después de releer lo que se escribe sobre
Sócrates, ya que él no parece que escribiera mucho, entregado al lenguaje oral
con sus discípulos, me di cuenta de que mi amigo en su calidad de obstetra y yo
como psicólogo clínico, nos dedicamos a lo mismo. Tratamos como hacía,
Fainarate la madre de Sócrates, de ser comadronas. Los cuatro: Fainarate,
Sócrates, Carlos (mi amigo) y yo, nos dedicamos a lo mismo. Así parece ser que
lo decía Sócrates: “soy hijo de una tremenda y excelente partera… me dedico al
arte de mi madre… el arte de despertar y de hacer cesar los dolores del parto
intelectual” (Teeteto, 151 b). Todos contribuimos a que nazca el ser del sujeto.
Para
conseguir que este “dar a luz” del conocimiento, no doliera mucho, inventó un
método que todavía se usa, aunque menos de lo que se debiera, me refiero a LA
MAYÉUTICA, así en mayúsculas luce más, como se merece. Un método que tiene
mucho en común con el psicoanálisis, donde se evita la sugestión y al terapeuta
como amo del saber, y se propone hacer dilatar la mente, para un parto
intelectual indoloro, donde se extrae el neonato del conocimiento, que estaba
dentro del sujeto, en forma de elaboración, y que cambiará la posición subjetiva
del paciente, al conocer nuevas verdades que recomponen su vida.
El
método obstétrico (mayéutica significa obstetricia) consigue que el
conocimiento la verdad (aletheia) del sujeto, aparezca, a través de un diálogo
asimétrico, que saca el inconsciente de la represión.
Sería
un excelente método que se podría aplicar a la enseñanza, para que el alumno
aprenda de forma dinámica, descubriendo los conocimientos por sí mismo, con la
ayuda de su maestro, y no como sujeto pasivo en el que se depositan los conocimientos,
que muchas vecen lo atragantan, causándole algo muy grave: el desasosiego por
aprender. En cambio la mayéutica utiliza el deseo de aprender, y lo constituye
como un valor en sí mismo. Si un profesor pudiera transmitir el deseo de
aprender, conseguiría lo más importante y su trabajo sería mucho más fácil.
El
final del método socrático es llegar a la aletheia (también llamada anamnesis),
de la cual hablaré en otro momento, base del conocimiento y de la extracción y
abstracción de la verdad. Concepto que retomó Heidegger en el “Ser y el Tiempo”, donde la obra de arte, en sí, como parto del artista, podría ser un medio para alcanzar
la verdad.
Finalmente
quisiera que quedara como reflexión final que la Mayéutica posibilita llegar a
poder extraer de nosotros mismos, los conocimientos necesarios sobre
determinados problemas que nos pasan, que pueden ser curativos, aunque para
ello necesitaremos siempre, la ayuda de un obstetra o psicoanalista.