Esta
era la noticia que aparecía en el periódico Información el sábado pasado. Muchos
de los institutos de la provincia se quejan de los problemas que aparecen a
diario en los centros educativos: anorexia, bulimia, déficit de atención,
hiperactividad, y problemas neurológicos o de conducta. Estos son los que se
apuntan en el artículo, de los cuales la anorexia es uno de los trastornos que
puede acabar con la muerte de la persona. Así como también acaban en muertes,
una cifra de suicidios importante en estas poblaciones de adolescentes,
inducidos muchas veces por el acoso escolar (que no se menciona), y los
problemas entre padres e hijos que pueden acabar en actitudes muy violentas.
Este
importante número de chavales con trastornos, como se dice en el artículo, ha
hecho que el Síndic de Greuges haya empezado a tramitar una queja de oficio,
que implica a tres Consellerías: Sanidad, Educación e Igualdad (de Bienestar
Social ha pasado a denominarse de Igualdad).
Esto
demuestra el divorcio que ha existido entre educación y salud mental, hasta
ahora, porque en determinados momentos se ha querido que educación resolviera
todo: la parte académica, los trastornos de los alumnos y hasta los problemas
familiares, cosa que además de ser imposible, no corresponde a la tarea de
educar. Educar tratando de dar gusto a todos (un imposible ya marcado por
Freud), corresponde no sólo a los centros docentes, sino también y principalmente
a la familia. Son los padres los responsables legales de los menores; no deben
olvidar esta cuestión y no deben delegarla en el profesorado, o en los abuelos.
Educar es una competencia fundamental de los padres, y cuando aparecen “trastornos”
en los/as hijos/as hay que consultar a los especialistas.
Y
este trabajo conviene hacerlo en red, es decir participando todos en su
parcela, sabiendo que la parcela más grande es la paterna. No pueden ser los
centros escolares quienes asuman la responsabilidad de la salud mental de sus
alumnos, ni únicamente las USMIs (Unidades de salud mental infantojuveniles de
la seguridad social), que están colapsadas. Hay que hacer un diagnóstico de los
casos de forma profesional, y se verá que muchos de estos problemas se deben a
las problemáticas familiares, por lo que el problema generalmente no es del
chaval sólo, sino de su entorno familiar y social.
Para
abordar estos problemas existen también los SEAFIs (Servicios Especializados de
Atención a la familia e infancia), que dependen de los ayuntamientos y que
pueden coordinar a los distintos estamentos implicados: educación, sanidad y
familia. Estos servicios están haciendo una labor interesante en este sentido y
pueden ser implementados en el futuro por su capacidad de intervención en la
familia, y así lo están haciendo en pueblos como Benissa, Denia, Mancomunidad
Marina Alta, Villena, y Cocentaina, que yo conozca directamente.
También
se hacía en Alfaz del Pi, con reuniones periódicas con la psicopedagoga del
Instituto y de los colegios, se analizaban los casos y se actuaba en consecuencia,
cada uno desde su lugar. El trabajo era así muy productivo y no sólo se podía
actuar sobre los diferentes problemas de cada caso, sino que también podíamos
prevenir problemas nuevos en el futuro.
Todo
esto se acabó cuando el alcalde “socialista” del pueblo consideró que se
gastaba demasiado y recortó el servicio, dejando fuera a la educadora y recortando
a solo 25 horas el trabajo del psicólogo. Alcalde que para más ridículo ha sido
maestro.
¿Que
demuestra todo esto? ¿por qué recortamos en educación, servicios sociales,
sanidad? Y ¿quién recorta?. Acuérdense para las próximas elecciones, que no es
sólo el partido popular el que tiene las tijeras. Lo que nos interesa a todos
los ciudadanos son los servicios que usamos todos los días, que podamos ir al
médico con seguridad, que nuestros hijos estudien en las mejores condiciones,
que existan psicólogos gratuitos si los necesitemos en la imposible labor de
educar. Que se garanticen los servicios públicos, todo lo demás es secundario.
Recuerden…
No hay comentarios:
Publicar un comentario