Vivimos un retroceso de la importancia de la psicología en
las políticas sociales municipales, en paralelo a la devaluación de los
servicios sociales (la Crisis como escusa), que han pasado de llamarse,
popularmente, concejalías de bienestar social a concejalías de servicios
sociales, ya que estos servicios municipales, cada vez están más abocados a la
tramitación burocrática de las demandas sociales directas de los ciudadanos,
sin poder hacer trabajo de prevención, u otro trabajo comunitario que no se
base en la burocracia, para tramitar esta o aquella ayuda. Cada vez este
trabajo nos recuerda a un trabajo de tipo beneficencia, como el que se sigue
haciendo en los bancos de alimentos, donde se entrega comida a los más
necesitados (que también recordará a los más mayores las cartillas de
racionamiento de la postguerra).
La psicología no iba a ser ajena a todo ello, aunque
consiguió entrar en los ayuntamientos, gracias al trabajo de muchos que demostramos,
sus posibilidades en los gabinetes psicopedagógicos, o en los servicios
sociales, trabajo arduo pero que resultó muy importante al poder abrir una
brecha en unos servicios municipales, que cada vez se abrían más al ciudadano
directamente, gracias a la famosa descentralización que se produjo en los
principios de la democracia.
Los psicólogos entonces abríamos brecha en los ayuntamientos
en los colegios, en la sanidad (psiquiátricos y hospitales, luego se
reconocería a los PIR, como a los MIR, pero con muchas menos plazas). Era una
profesión relativamente nueva, y las primeras promociones nos movilizamos para
abrir estos espacios de trabajo que han ido a más hasta ahora. Lo que parecía
una tendencia positiva que iba calando en la sociedad, ha sufrido una
desaceleración, como diría alguien que los lectores recordarán. La Consellería
de Bienestar Social (ya no se llama así), diseñó unos servicios de apoyo a la
familia hace 17 años. Momento en que se gestionó la Ley de Mediación, y se
crearon los Servicios Integrados de atención a las familias, que luego se convirtieron
en los SEAFIs y que crecieron en casi todos los pueblos de la comunidad de tipo
medio o en el seno de mancomunidades. De esta forma empezó un trabajo
considerable de apoyo a las familias, para tratar sus conflictos. Fueron
reconocidos por los ciudadanos en investigaciones que hizo la Universidad de
Valencia. Supusieron un éxito que todavía hoy se mantiene, dado su carácter
social, y a su preparación profesional, que no ha parado, consiguiendo que
estos equipos estén cada vez más especializados en los conflictos de las
unidades familiares.
Esto también se realizó en el pueblo donde vivo: Alfaz del
Pi, consiguiendo que este Servicio fuera uno de los más punteros en la
Comunidad. En este sentido realicé la coordinación de la primera formación de
los trabajadores que participaban en estos equipos, trabajo que se publicó en
un libro. Además contribuí a la formalización de un protocolo de trabajo,
publicado por la propia Consellería. Todo iba bien profesionalmente, hasta que todavía
no se sabe por qué motivo, se decide restringir el dinero y el tiempo de
dedicación de este servicio tan importante. Desde hace dos años se reduce a
casi la mitad la jornada del psicólogo, y se prescinde del educador familiar. Decisión
unilateral que va en contra de las directrices de la propia Consellería, que
plantea un psicólogo a tiempo completo y un educador a tiempo parcial. Es la
propia Consellería quién subvenciona el servicio al 60 %. Pues no se hace caso
a nada, y se reduce el tiempo y se prescinde del profesional que llevaba el
servicio desde hace 17 años. Es como si a nuestro médico de cabecera de
siempre, se le echara a la calle porque sí.
Y llegados aquí, retomando la parte inicial, nos podemos
cuestionar cómo se toman estas decisiones? ¿quién está legitimado
profesionalmente para ello?,¿quién interviene en las mismas?,¿qué hace la
oposición?; ¿por qué no se consulta a la propia dirección territorial de Alicante
de la Consellería, que es quién controla el servicio profesional y
económicamente, o a otros especialistas de educación, sanidad, etc, que están
contentos con el servicio y que lo han manifestado públicamente? La respuesta
es: la decisión la toma el señor alcalde-presidente, él sólo, con una
preparación en Magisterio. La oposición no hace nada, da la sensación de qué se
entera poco, ya que algunos no sabían de la existencia del Servicio (¿!). Más
allá del retroceso que esto produce en la psicología con los recortes, como en
sanidad, y que afecta de lleno a los ciudadanos, cabría preguntarse ¿qué
políticos tenemos? ¿quién nos gobierna?. ¿un cacique que usa de su mayoría
absoluta como le da la gana, sin escuchar a nadie? ¿unos concejales de la
oposición que no se enteran de lo que pasa, a pesar de cobrar todos los meses?;
y lo que es peor ¿esto se va a arreglar en las próximas elecciones?.
Quizás por esto la prensa y los jueces estén siendo más
protagonistas estos años, ya que si no fuera por ellos, ¿en qué clase de país
viviríamos?
También por eso la gente opta más por lo privado (los que
pueden claro). Seguimos viviendo indignados con todo lo que pasa, y por esto resulta
más indignante que un Ayuntamiento se las dé de MAS SOCIAL, demostrando que
cada vez le importa menos lo social, sin entrar a hablar de la tercera edad,
dependencia, etc. Espero que cambie que aunque ahora sea MENOS social no llegue
a ser A-SOCIAL.
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